viernes, 23 de abril de 2010

Nos amamos todos de verdad

Es hora de hacer hora y aguantar para estar bien,
es tiempo de relajarse y conducir los ojos al revés,
una oportunidad para retraer las uñas y aplaudir;
es hora de hacer hora, de las llaves esconder.

La canción asemeja una lluvia de juegos mentales
y embellece la indiferencia por sobre la diferencia.

Amplificando los muros dentro de las cascadas
de colores que regamos con estupor en nuestras
manos ya tan sucias y a la vez tan limpias como para
alimentarnos de ellas oyendo el xilófono solo tocarse.
Como pingüinos nadando grácil y ágilmente navegamos
en las fauces de nuestra propia desdichada imaginación,
conquistando mares y tierras que nadie esperaba si quiera
conocer.

Ondas transversales pasan por mi pecho
y me mata conocer mi pasado como si fuera el de alguien más.
Entro al agua y me desgloso en mis componentes
materiales y espirituales en la densidad de los grandes mares,
hoy fue un día para conversar sobre lo no conversable,
para cantar lo no dicho,
para escribir lo no cantado
y para abrazar a quienes queremos cantar y con quienes
queremos conversar.

Una audiencia rodea el establecimiento donde
los traga luces se difractan en imágenes incomprensibles;
tanto así es el lucero que la aurora provoca en las pupilas,
tanto es el resplandor que cubre las sillas y las pinturas
y la ambientación y decoración minimalistas;
pereciera por un momento Dios existir dentro de la Iglesia.

Subjetivamente hablamos de melodías y características
a las cuales buscamos con fervor y con temor;
hacemos oídos sordos a las cosas que nos hacen daño, pues,
está bien. Del dolor se genera el odio y la oscuridad daña
los sentimientos.

Tocar instrumentos musicales en la soledad de la compañía
podría hacer menos difícil acoger la lluvia y amar al sol,
podría crear lágrimas doradas y corazones menos ásperos;
podría hacernos crecer en la teoría de la evolución para nosotros
volver a besar armónicamente a la cumbre de los Alpes.

Casi como si fuera una mentira recogemos semillas
y plantamos cositas sin saber si estas nacerán y volar
puedan hasta las brisas y las frecuencias a las cuales
los ángeles anhelan llegar.
Vamos, vamos, hay que pensar en la ausencia
y en la amistad.
Vamos, vamos, vamos a correr en las mallas
que a los peces quieren matar.
Vamos, vamos, vamos a cambiar los ojos
por el tacto y la verdad.
Vamos todos a apreciar como las manos unidas
llegan estas a mirarnos como nos amamos todos de verdad.

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