jueves, 14 de enero de 2010

Quiero encontarte

Esta vez no te
quedarás dormido.
Este día el gallo
cantara contigo.

El violín se toca con la luz.

El caballo relincha;
las cartas que se quedaron en la mesa mojadas.

Lloran las hojas del roble, luego de una mañana despejada. Lo dijiste todo, incluso poesías.
Tanto ingrato tiempo alejado de nuevo.

Tus dos naipes bajo la manga. Las palabras que decir tu, solías.
Y un rayado en la pared de la escalera sucia.

“The bragð af fortíð þinni, drukknaði í súpa augnablik sem þú fært eitt ár skráð.”

Todo lo que dijiste, no lo cataste,

si no a los vasos acomodados de la repisa. Que afortunados;
No hay kilómetros tan escondidos ni rebuscadas canciones, que, al verme infiltrado bajo la claridad de tus letras…
…escapen siquiera de ser cómplices de las memorias que te trajeron a mis nervios.


Se enfría el sol después del anochecer.

Sus grandes cabellos perpetuos, navegan al cielo;
Tonto varón, Corren los minutos.

Vuelas.

Mi bicicleta y yo unidos, surcamos los caminos, buscándote en mis sueños.

Y en el amanecer obscuro de este enero; este invierno me invita cantar con las gotas que tanto amo.

Y conmigo…
…Mi bolsillo querido, guarda una de las cosas más bellas de la temporada.

La nada que me recuerda ser humano.
La música de ser quién te recuerde todo el año.

Tengo las manos rojas, tejidas al manubrio
y estas son las manos con las que voy a volar a tu lado.
Esta es la guitarra de mi alma;
tus ciegos ecos rebotan en el puente.

Con sólo una idea bajo el gorro de lana, algún día arrojaré mis posesiones;
mis almas que viven con el terremoto. Con tus tierras.

El sabor de tu pasado, ahogado en la sopa instantánea que trajiste un año enumerado.

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