martes, 9 de febrero de 2010

Christopher nos condujo a su tesoro ( Christopher duerme para siempre parte 2)

Aquí estamos. Nadie puede encontrarnos.
Siguiendo las luces bajo la línea de la vida y la muerte.
Mis manos se hacen más fuertes,
crecen y mis ojos pierden los colores de mis dedos.

No hay tiempo. Escasean las maratones de lágrimas en sus caras.
Nos asesinaron en el mismo lugar donde ellos crecieron antes.

Nuestro cordón está gastado, no quedan zapatos tan viejos como nosotros.
Esta fue la primera vez en que me quedé callado cuando no debía hacerlo.

Dios mío no grites tanto, tu hijo mecánico no ha muerto del todo.
Corramos lejos de donde nuestro campo visual se bosqueja en pixeles.

Es nuestra oportunidad para clavar las estacas en nuestras muñecas
y acomodar el micrófono en la boca del crucificado chillador. Dentro de sus labios.

Este lugar es donde nacimos desangrados y donde las espinas eran nuestro medio de comunicación. Tenemos una oportunidad para ver el futuro en el camino húmedo.
Como tú y yo cerramos el corazón que nos une bajo un pacto de silencio,
viviremos sin rendirnos ni darnos por vencidos al desastre ocasionado
por los sacerdotes de Jerusalén.

El camino al jardín del edén está minado por todos lados.
Nuestros pies flotarán y correremos bajo las estrellas y el amanecer.

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