lunes, 14 de diciembre de 2009

Primavera e invierno.

Corre lento, corre lento
Sigue tu rumbo sin descontento
Cierra los ojos y evita el estruendo
Los inviernos pueden ser cálidos si tú lo deseas.

Mis manos con guantes están
Esperando ser cubiertas por el sol,
Evaporando lo frío de ellas.
Alguien quiere oírte sonreír de nuevo.

Banco de bienaventurados,
Al salir las brisas cantan tu pelo
Y ahora pareciera que les divulgas algo
Que sólo la luna te puede arrancar.

Alguien grita en la parcela, emocionado.
En busca de un sonido tan bello como el eco
Se sienta en las bancas de madera con barniz
Y espera volver a percibir los sonidos del mundo.

Nuestras nubes, diferentes una de la otra,
Cambian sus rumbos para observarnos.
Nos vigilan con esmero y esperan a quién
Necesite su llanto para caer en sueño.

Y bajo las profundidades del océano
Se divisa la oscuridad más feliz de todas,
Esa calma apaciguadora con la que dan ganas
De mencionar con un susurro:
“Por mi propia cuenta he vivido”.

Adormilados por los aromas de las flores
Nos colgamos de la copa de aquel petrificado árbol,
Nos olvidamos de todo y nos dirigimos las miradas
El uno al otro
Como queriendo hablar con el silencio.

El tiempo no se pierde haciendo nada,
Se pierde estando triste y acomodado,
Hoy en la mañana las cosas cambiaron
Y en las afueras de mis ojos
Los sentidos evolucionaron de nuevo.

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