No puedo hojear el deseo.
Aquí estás, mientras contigo,
el orgullo cesa y con lágrimas
llegamos al final del cuaderno.
Todos tenemos un corazón
frío que esconder del mundo,
el tuyo está congelado, helado.
Los días anteriores nacieron
para ser yo alguien que te ame.
No hay rima que salga de mi cuerpo.
Déjame suplicarte para oír
de nuevo tu respiración,
aun que ya no se trate de una persona tu vida.
Incluso mis manos,
se engrieran ahogadas en ti.
Es incierto el augurio que me trajo
contigo, pero las hojas del bonsái no mueren.
Despierta sólo un cuarto de segundo más.
Quiero que vuelva tu sonrisa.
Tengo un capullo estrujado
en mi mano para ti, escúchame.
No puedo terminar el cuaderno,
falta que tu calidez vuelva,
y dejes de estar indiferente para conmigo.
Dentro de este sitio,
las estaciones acaban de detenerse.
Nuestro reloj de arena
está acostado en el suelo
y se detiene el tiempo alrededor nuestro.
Es como si se acurrucase un pensamiento
en tu mano, bajo cero, pero en tu mano.
Abre el papel de tu bolsillo, querida.
A este punto no puedes retroceder
y como quiero yo que si,
que escribas tus últimos versos,
que cierres el capítulo con tu
filosofía de tierra fértil.
Y mientras tus pestañas se caen,
estamos bien así nosotros juntos.
Y yo puedo esperar hasta el último
loto del lago de néctar para quedarme
contigo mi vida. Tu palabra final.
Y mi deseo quedó pendiente
es tu último minuto de vida
el que me arrebató la hilaridad.
El prefacio morirá de depresión,
sin un final objetivo que cierre la puerta de mi corazón.
Aquí estás, mientras contigo,
el orgullo cesa y con lágrimas
llegamos al final del cuaderno.
Todos tenemos un corazón
frío que esconder del mundo,
el tuyo está congelado, helado.
Los días anteriores nacieron
para ser yo alguien que te ame.
No hay rima que salga de mi cuerpo.
Déjame suplicarte para oír
de nuevo tu respiración,
aun que ya no se trate de una persona tu vida.
Incluso mis manos,
se engrieran ahogadas en ti.
Es incierto el augurio que me trajo
contigo, pero las hojas del bonsái no mueren.
Despierta sólo un cuarto de segundo más.
Quiero que vuelva tu sonrisa.
Tengo un capullo estrujado
en mi mano para ti, escúchame.
No puedo terminar el cuaderno,
falta que tu calidez vuelva,
y dejes de estar indiferente para conmigo.
Dentro de este sitio,
las estaciones acaban de detenerse.
Nuestro reloj de arena
está acostado en el suelo
y se detiene el tiempo alrededor nuestro.
Es como si se acurrucase un pensamiento
en tu mano, bajo cero, pero en tu mano.
Abre el papel de tu bolsillo, querida.
A este punto no puedes retroceder
y como quiero yo que si,
que escribas tus últimos versos,
que cierres el capítulo con tu
filosofía de tierra fértil.
Y mientras tus pestañas se caen,
estamos bien así nosotros juntos.
Y yo puedo esperar hasta el último
loto del lago de néctar para quedarme
contigo mi vida. Tu palabra final.
Y mi deseo quedó pendiente
es tu último minuto de vida
el que me arrebató la hilaridad.
El prefacio morirá de depresión,
sin un final objetivo que cierre la puerta de mi corazón.
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