No es peor,
¿un segundo a un minuto?
Fue rápido
y en la tumba lloró una esposa de luto.
Ella grito con todas sus fuerzas,
tan agudo que escapó al sonido,
tanto se desmayó,
parecía estar en un coma profundo.
”No le dejes partir”
repetía en la camilla, en la habitación, en el hospital.
No había nada que hacer, respondía el doctor del sentir,
parecía tener una daga de dolor, quizás dos, pero hundidas al final.
”Solo ven a casa”, con locura pensaba,
”Tenemos que cenar”, en el entierro susurraba,
el señor la funeraria fumaba en la entrada,
solo quería su dinero,”una muerte mas una menos” decía.
Y mientras el sacerdote finalizaba,
”en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo”
las despedidas se desvanecían,
las lagrimas se secaban,
los autos se encendían,
poco a poco solo lo dejaban,
atrapado bajo metros de tierra-cemento,
sus restos se disculpaban,
por dejar a la familia abandonada.
”Amén”.
¿un segundo a un minuto?
Fue rápido
y en la tumba lloró una esposa de luto.
Ella grito con todas sus fuerzas,
tan agudo que escapó al sonido,
tanto se desmayó,
parecía estar en un coma profundo.
”No le dejes partir”
repetía en la camilla, en la habitación, en el hospital.
No había nada que hacer, respondía el doctor del sentir,
parecía tener una daga de dolor, quizás dos, pero hundidas al final.
”Solo ven a casa”, con locura pensaba,
”Tenemos que cenar”, en el entierro susurraba,
el señor la funeraria fumaba en la entrada,
solo quería su dinero,”una muerte mas una menos” decía.
Y mientras el sacerdote finalizaba,
”en el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo”
las despedidas se desvanecían,
las lagrimas se secaban,
los autos se encendían,
poco a poco solo lo dejaban,
atrapado bajo metros de tierra-cemento,
sus restos se disculpaban,
por dejar a la familia abandonada.
”Amén”.
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